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FILOSOFÍA DE VIDA

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Algunos artistas sólo desean triunfar a toda costa, que su obra sea inmortal, ganar dinero a raudales, y gozar de la buena vida y alcanzar el éxito social y la fama.

 

Éste no ha sido nunca el caso de José Mondéjar. A pesar de algunas excentricidades como los desfiles en las exposiciones mencionadas, la humildad, la sinceridad, tal vez un cierto miedo al éxito social, nuestro artista se refugió siempre en su mundo Mondejariano, viviendo al día intensamente y a pesar de ello muchas veces envidiado.

 

A veces, si se lo pide el cuerpo, se introduce furtivamente en los círculos sociales de la denominada “Jet-set”. Alterna con ellos por unos momentos, se hace ver, se hace imprescindible y como alma que lleva el diablo, desaparece.

La vida monacal en su caserón de Saelices le llena plenamente. Con frecuencia es visitado por representantes de la prensa y televisión, amigos de todo tipo y condición, artistas, músicos y en general por toda persona interesada por la cultura.

Se siente muy halagado, les enseña su casa, su obra, les ofrece vino y viandas...

Después se van y él permanece en su Ateneo-Cascarón como un caracol, feliz sin esperar nada importante de la vida, excepto poseer lo más imprescindible para seguir viviendo y creando sus mundos.

 

Así pues, José Mondéjar posee el perfil de un gran humanista con conocimientos de arquitectura, literatura y música.

 

Que nadie se asuste o escandalice porque dice haber encontrado a Dios en las leyes de la “Causa–Efecto” y no hay quien le haga ver lo contrario.